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martes, 3 de agosto de 2010

AHORRO ENERGÉTICO

En los años setenta, con la crisis del petróleo, las instituciones propagaron un eslogan con el que crecí. Decía: “Aunque Usted pueda, España no puede”. Claramente iba dirigido a concienciar aquellas mentes que con el crecimiento económico se dedicaban a derrochar recursos. Dirigido a personas que de la nada se habían desarrollado y que no habían sido educadas ni para el éxito, ni para la solidaridad.

Este eslogan que no sé en que medida calaría en la sociedad pero a mí me marcó, no ya por por el objetivo mensaje, sino más bien porque se me quedó grabado en mi memoria como una empalagosa cancioncilla. Hoy en día el limitado concepto patriótico queda totalmente ridículo y pensar en que la economía de un país sólo afecta a ese país es impensable.

La conciencia global actual nos llevaría a actualizar dicho mensaje y convertirlo en: “Aunque el ser humano pueda, el Mundo no puede”.

lunes, 12 de julio de 2010

ILUMINACIÓN Artificial

Los interioristas sabemos como utilizar la iluminación. Sabemos como poder destacar una textura, como suavizar las sombras de un pliegue, como resaltar un ángulo o acortar un pasillo.


Hablando de iluminación artificial son varios los parámetros que la determinan. Entre otros: la cantidad, la calidad y el consumo.
La cantidad no siempre tiene que estar unida al consumo.

Para explicarme voy a poner el ejemplo de regar con una manguera. Podremos regar más superficie si abrimos la boquilla y hacemos que el agua salga dispersa. Crearemos una ligera lluvia que mojará uniformemente las flores.  No les llegará mucha cantidad de agua. Sin manipular el grifo y cerrando la boquilla haremos que el agua salga más intensamente. Es decir regaremos menos flores, llegaremos más lejos y a las más cercanas a unas ni las mojaremos y a otras les arrancaremos los pétalos de un chorrazo.

Si habláramos de iluminación en el primer caso habríamos iluminado muy uniformemente. Apenas aparecerían sombras pero quedaría un espacio soso sin matices. Sería el caso de la utilización de una lámpara colgada en el techo en el centro de una habitación. En el segundo caso, se provocarían claramente unas zonas de luz y otras de sombras incluso de oscuridad. En este caso el efecto es más teatral y se puede utilizar para zonificar. Es el caso de una lámpara sobre una mesa de comedor en la cual la superficie queda iluminada y el resto en penumbra.

Básicamente son dos ejemplos de utilización de un mismo consumo pero de resultados distintos.
El primer caso de uso lo podremos utilizar para homogeneizar colores, para hacer más ligeros los espacios, para suavizar.
En el segundo ejemplo nos servirá para destacar un elemento, para dirigir una mirada o para destacar una textura rugosa.
Todo esto se irá matizando, para lo cual se hacen los estudios de iluminación. En los cuales mediante la combinación de parámetros se irán creando“escenas”. Estos parámetros serán desde la elección de la bombilla (tipo, potencia, ángulo, rendimiento, o duración), la reflexión de los materiales, los encendidos, la temperatura de color (es decir luz más o menos cálida), el tipo de aparato (con o sin difusor, elemento reflectante, pantalla difusora, filtro, etc.) y por supuesto la correcta ubicación de los mismos.

Esto que en principio parece muy “profesional” sirve para no tener que poner una lámpara donde salen los cables, o para tener que bajar los techos para poner foquitos en el hall, pasillo o baño.

Y lo digo porque es fácil encontrarse con una persona que al abrirte la puerta de su casa le ves perfectamente iluminada su deslumbrante calva y sus ojos ocultos por una negrísima sombra que hace que te estremezcas.

Ejercicio de reflexión:
No es que desde hace un tiempo te veas con mala cara y necesites un chequeo. Es que al electricista al que le encargaste “iluminar” el baño, se lió a ponerte foquitos en el techo.
Piensa en cómo se ilumina el espejo del camerino de un artista: nunca desde arriba siempre desde el frente.

Seguiré escribiendo sobre este tema.

viernes, 9 de julio de 2010

ILUMINACIÓN

Natural.
La iluminación por todos es sabido que determina un ambiente.
Un gran trabajo de interiorismo puede ser bueno o llegar a ser espectacular dependiendo de la iluminación.
La modelo más cotizada, el fotógrafo más afamado y un fallo en la iluminación... todo el trabajo al traste. A los mejores músicos del momento se les exige no sólo un cuidado sonido sino un gran despliegue luminotécnico.

Pero la iluminación no es sólo artificial. Quiero destacar esta diferencia. La orientación de un edificio, la época del año, la acera de una calle o incluso la distribución interior son determinantes. No sólo afecta en el aspecto estético sino que también en aspectos psicológicos.

La actividad doméstica debería estar acompañada del movimiento del sol. A la hora de poder definir una distribución, o incluso elegir la mano de un piso deberemos de tener en cuenta el ciclo de la luz. Levantarnos con el sol, el cenit debía de acompañar nuestra media jornada y el ocaso debía de marcar nuestro final del día. Difícil levantarnos con el gallo y acostarnos a las 5. Pero si que al organizar la actividad de un interior no prescindamos del ritmo vital que nos ofrece la iluminación natural. Que la aprovechemos. La evolución en los cerramientos y acristalamientos nos permiten aumentar las dimensiones de los ventanales. La iluminación natural aportará vida a un interior. Se podrá acondicionar para evitar decoloraciones o deslumbramientos, pero nunca se podrá llegar a sustituir por la artificial.

Tiene tanta importancia este aspecto psicológico, que se han llegado a realizar estudios para determinar cómo puede afectar anímicamente en los trabajadores de una oficina no tener referencia externa de la luz natural. La monotonía de la iluminación artificial provoca en las personas una desorientación. Se pierden las referencias entre día y noche o entre invierno y verano. El espacio puede estar correctamente iluminado en parámetros de producción pero no en parámetros psicológicos.
Aprovechemos la luz natural, ahorraremos y nos sentiremos más “energéticos”.

viernes, 25 de junio de 2010

¡Sobre derechos y decoración todo el mundo sabe!

 Tajante, indignado, pero cierto, me comentaba el otro día un colega.

Siempre había intuido que hay una cierta predisposición popular para opinar sobre este tipo de labores pero la verdad es que nunca hubiera pensado que era algo innato a la raza humana.

No es raro encontrarse en una reunión informal con gente que expone públicamente sus necesidades sobre decoración. “Tenemos que cambiar la cocina y los baños…” “Estamos pensando en cambiarle la habitación a Luisito, que ya la greca de ositos me da no se que, cuando viene su novia a casa a pasar la tarde..” Ejemplos varios y de lo más dispares. Pero, eso sí, siempre con respuesta: “ ¿Ya sabéis a donde ir? Ir a tal sitio que a –nosequien- creo que le han dejado todo de maravilla”. “Llamarle a tal pintor,… que es el pintor de mi madre.” Como si su madre pintara cada dos días o fuera la reina madre y el susodicho luciera en su furgoneta el sello de proveedor oficial de la corona. Argumentos nada fiables pero que cuajan y que hacen extender un cierto caos en el que se mezclan todo tipo de personas con todo tipo de habilidades y que además, siempre se le añade un matiz económico que suele ser determinante: “Hay unos señores Moldavos que trabajan baratísimo, sin factura, viven en la propia obra, y trabajan sábados, domingos y lo que haga falta. Osea del todo fiables. O por otro lado te encuentras con: “Tal y cual son serios, discretos y puntuales” Vamos, la descripción perfecta para una funeraria.

Por otra parte, se encuentra otro tipo de personas. Gente que han dedicado un tiempo de su vida a estudiar para disponer de una capacitación legal para trabajar. Gente que se sigue formando para que las novedades, avances y corrientes le lleguen antes que a los demás. Gente que se establece en una estructura para que su labor sea más eficaz. Gente que tributa. Gente que cuándo habla no regala sus palabras. Gente que al opinar compromete su reputación. Gente que al hacer una oferta estudia las mejores opciones y determina cual es la más ventajosa. Gente que responde sus compromisos. En definitiva gente profesional.

La verdad es que yo cuando necesito contratar un servicio suelo ser más exigente. No llevo mi coche a que me lo arregle un señor que no hace facturas. Ni voy a la peluquería que es la de toda la vida de la madre de nadie (¡que pereza!). Ni únicamente me sirve que me digan que un médico es una maravilla, para confiarle mi salud. Ni por supuesto le entrego mi dinero a alguien que no se quien es ni de donde sale.

martes, 8 de junio de 2010

RANCHITOS en el trabajo.


No se si por extensión doméstica o por un afán de “domesticar” el espacio de trabajo aparecen frecuentemente los ranchitos.


Para su imagen pública las empresas gastan infinidad de dinero en campañas de publicidad, imagen corporativa y diseño de espacios sin tener en cuenta que en la distancia corta es donde se la juegan.
Todos nos hemos enfrentado alguna vez haciendo una gestión a una mesa-escaparate en la que el empleado generosamente compartía con nosotros todo tipo de detalles de sus personalidad: la botella de agua mineral sin burbujas, la caja de bolis bic cristal, la foto de los niños disfrazados en la fiesta del cole, la banderita del insuperable equipo de fútbol, el calendario del transportista habitual o el souvenir de conchitas de aquel pueblecito costero. Directamente proporcional al tiempo que se ocupa el puesto de trabajo y a la generosidad del empleado, dicha mesa estará más o menos repleta.
Los taxis, por ejemplo, hasta hace poco no era raro encontrar un espacio “decorado” al más puro estilo almodovariano tardío. O ese médico que lleva el bolsillo de su bata corporativa rellena de todo tipo de elementos de “merchandaisin”. Debo reconocer que este tipo de cosas me distraen y tengo que hacer un gran esfuerzo por reconducir mi atención. Una vez le conté a uno luciendo en su bolsillo 6 bolígrafos de propaganda y varios elementos más, seguramente innecesarios.

Algunas empresas, para determinado tipo de labores, han empezado a crear un sistema de trabajo realizando microespacios acotados mediante mamparas de una altura media que permite la comunicación visual.
Espacios versátiles que permite al empleado acondicionar su propio espacio según sus gustos y necesidades.
Estos espacios acotados, micro despachos, permiten el desorden dentro del orden. Según la necesidad se incorporan archivadores, cajoneras, armarios, baldas, porta documentos y gavetas. Los paneles se llenan de postits, fotos, gráficos o recuerdos. El espacio común permanece ordenado en una gran cuadrícula uniforme en la que cada espacio se reserva su propio caos.

Por último, un favor: deshaganse de las gomas que cubren el cubilete portalápices, no se aprecia correctamente la concordancia de ornamentos con el estilete abrecartas y el cortapuros. Por otro lado, elementos todos ellos en desuso desde la aparición de la ley antitabaco y el correo electrónico. Gracias.

viernes, 7 de mayo de 2010

RANCHITOS.

Hace tiempo, oí esta expresión a un presentador histriónico de la televisión cuando aparecieron unas fotos comprometidas de una modelo y un conde, pillados en una habitación de un hotel.
Sobre el tema hizo una apreciación que me hizo reflexionar. En las fotografías aparecían unas bolsas de plástico de supermercado y algún que otro “detalle” del estilo.

Dicho presentador, explicó como aún en las situaciones más glamurosas aparecen lo que él denominó “ranchitos”.

Esa acumulación de objetos que por orden, desorden, funcionalidad, recuerdo, olvido o dejadez se van depositando en rincones y que poco a poco se van enquistando en el ambiente.

Por ejemplo, en ese salón diseñado full equipment en el que aparecen varios periódicos y revistas atrasados. En la biblioteca, objetos de diseño popular que recuerdan nuestra maravillosa estancia en Benalmádena. En el baño, esas cremas de día, de noche, para el frío, el calor, la hidratación, la deshidratación, el exceso o falta de grasa, que se van arrinconando en la encimera de Corian con pozo integrado. Esos paragüeros acerados llenos de bastones, palos de golf o de Santa Agueda, paraguas publicitarios y otra serie de elementos más o menos larguiruchos.

Pero donde más ranchitos aparecen suele ser por supuesto: la cocina. Espacio en donde el uso repetido de las cosas hace que pierdan su lugar de almacenamiento para pasar a estar “a mano”. El tarrito de la sal, el papel super absorbente de doble capa, el “spontes” el "escochbrite”, la espumadera, el “fairi”, el boli publicitario, el calendario de la caja de ahorros, la manopla de silicona y todo tipo de elementos multiusos dignos de la teletienda. Todos ellos de colores siempre llamativos que distorsionan cualquier criterio de conjunción y que tantos quebraderos de cabeza dieron a la hora de decidir sobre el material, color, acabado y textura de los materiales a emplear en el diseño de “LA” cocina.

Es un buen ejercicio el desprenderse de estos ranchitos.
El premio, a parte de la recuperación de espacios, es una sensación de orden. Suele aparecer un sentido de nostalgia, de volver a recuperar la esencia de los sitios. La encimera de la cocina  pasa a recordarnos aquella primera imagen en tres dimensiones que tanto nos enamoró en la tienda. El salón pasa otra vez a recordarnos aquella foto que descubrimos ojeando una revista y que hizo que nos decidiéramos.

El baño, vuelve a ser aquel espacio limpio, diáfano de formas regulares de volúmenes compensados y de iluminación casi teatral.

El hall, el espacio de transición con su esencia de vacío casi espartano de formas minimalistas y texturas esmeradas.

Bien, todo ello se consigue de una forma muy fácil: guardando cada cosa en su sitio. Y punto.

Ahora sí, si las cosas no tienen su sitio…ese es otro problema. O falta sitio o sobran cosas.

Seguiré con: “Los ranchitos en el trabajo”.

jueves, 22 de abril de 2010

SOBRE GUSTOS NO HAY NADA ESCRITO

Esta coletilla y alguna otra del estilo pueden llegar a sacarme de mis casillas.


Cuándo participo en una de esas interminables aleccionadoras conversaciones sobre lo que puede o no llegar a aportar mi profesión, me suelo encontrar amenudo con esta frase. Una frase que algún ingenuo “inculto” acuño en un no muy afortunado día y que con el tiempo ha servido a muchos atrevidos para imponer ideas, zanjar discusiones y limitar imaginaciones.

Vamos a ver, no entiendo como puede una persona querer mostrar su incultura sin ningún tipo de pudor. Si de música habláramos y alguien me dijera que Beethoven es lo más, Los Beatles los únicos o que después de Juan Pardo no ha habido ningún otro cantante más. ¿Que pensaríamos? Pues eso, lo que estamos pensando: un dudoso gusto, una limitación en los conocimientos, en las capacidades, y en los intereses.

Si alguien me ofrece como final de una conversación una frase tan insustancial como ésta, no me pongo ni siquiera a pensar en los miles de libros sobre arte, arquitectura, moda, interiorismo, pintura, artesanía, museos, colecciones, estilos, mobiliario, complementos, decoración, etc. Me suelo quedar pensando en las decenas de revistas que mensualmente educan nuestro gusto y que tan coloridas adornan los kioskos.

Por favor, antes de volver a hablar, gástese 3 € en una revista “sobre gusto” y se le abrirá un infinito desconocido mundo.

Ante: Sobre gustos no hay nada escrito.

La respuesta es: Lo que hay es poco leído.

jueves, 8 de abril de 2010

CUANDO EL TRABAJO ES PLACER

..O cuando el placer se convierte en trabajo.


Como siempre recibir un encargo de trabajo de mi amigo Juan supone un placer.
En esta ocasión he tenido la suerte de preparar una exposición en la Bodega Ysios sobre Eduardo Chillida y su relación con la tierra y los aromas.

Un artista que siempre lo he sentido “muy mío” como hace poco me decía alguien. Siempre había tenido una cierta predilección por él .
Le entiendo, me resultaba cómodo, fácil. Incluso entrañable. Sus manos. Me enorgullece ser su tocayo.

Pero gracias a Ignacio, he conocido otra dimensión del artista: la de “Aita”.
Es decir, conocer a su familia y cientos de anécdotas que no se leen en los libros. Artistas estrambóticos que pautaron su camino hacia nuevas formas. Sonidos que le llevaron a experimentar nuevos materiales. Noches velando un horno para vigilar una pieza.
Paseos llenos de arte en “la jardinière”. Veranos en Francia trabajando en camiseta a la sombra de un árbol. Desahogos golpeando el hierro para modelar una pieza. Sueños de Quijote demolidos con excavadoras. Amigos con helicóptero que hacían de transportistas ocasionales. Viajes culturales en familia. Y una partenaire navarra de ideas firmes.

Gracias a ti, Ignacio.

Mitxel, Gonzalo. Es un placer trabajar con vosotros.

sábado, 20 de marzo de 2010

Vintage

“Ahora lo que se lleva es el estilo vintage!!”
Oí decir a una persona, ex minimalista, el otro día.

Estuve a punto de entrometerme y aportar mi opinión para aclarar la situación. Pero me voy haciendo mayor, más cabal o más cobarde…

Y pensé: pobre! que necesidad de simplificar las cosas para entenderlas.

Ahora desde estas líneas voy a tratar de aclarar la situación.

En decoración, me entenderéis enseguida la diferencia con el interiorismo, siempre lo que “se ha llevado” ha sido el buen gusto, y punto.

A partir de ahí son “clasificativos”. Rendijas por las que introducir determinados objetos, aupar a determinados diseñadores o vender determinadas revistas.

El término “vintage”, por lo que sé, inglés, y no francés, ofrece matices que pueden determinar a un objeto.

El reconocimiento de la calidad de un objeto será independiente de cualquier tipo de clasificación. Y ahí entra la objetividad.

No se puede calificar un objeto como vintage por el mero hecho de haber pertenecido a la abuela.
Persona de entrañable carácter pero de dudoso gusto. Reconozcámosle su valentía a haber sobrevivido a una postguerra, a unas carencias económicas y a una falta de cultura estética muy importante.

Ese objeto lo miraremos con más o menos cariño. Lo calificaremos como de “toda la vida en la familia” y punto.

La introducción de elementos recogidos en traperías en vertederos o en emauses tampoco los calificaremos como tales ya que lo único que haremos es encontrar el mueble de “toda la vida” pero de la abuela de otro.

Si nuestra abuela fue una persona adinerada, viajada, educada en Londres o Paris. Aparte de tener una abuela más o menos entrañable habremos tenido la suerte de haber heredado muebles de valor como antigüedad. Pero eso, es otro tema.

Retomando, si te hablan de estilo vintage y te apuntas. Quédate con una pieza que te aporte diseño, que sea de calidad, que tenga su historia, que te llene visualmente, que lo veas con objetividad. Que te acompañe en tu vida. Pero en todo caso respétale su sitio. No lo rodees de más años a su alrededor. No lo agobies necesita aire. Porque si no lo haces lo que conseguirás no será un “estilo vintage” sino un “estilo cuéntame”.

viernes, 5 de febrero de 2010

EHSF

Ayer tuve el placer de recibir un agradecimiento por parte de la Federación Vasca de Surf Euskal Herriko Surf Federazioa por haber diseñado hace 20 años su logo. Desde el primer momento fue un trabajo que me salió fácil. Cogí dos rotuladores y a la primera de mi mano salieron dos olas casi iguales una roja y otra verde. Mi mano estaba entrenada a dibujar olas. Cientos de ellas habían acompañado mis libros del colegio, servilletas de papel y cristales empañados.
Muchas gracias a las personas que me lo pidieron, a los que lo eligieron, a los que me lo han premiado. Pero principalmente quiero agradecer a la gente que durante 20 años lo han ido llenado de contenido.

Eskerrik asko!

Un diseño gráfico, sea el que sea, sólo es forma no tiene función.
He diseñado marcas, logos, anagramas e imágenes que han sido efímeras.
Marcas para ropa que no llegaron a fabricar ni una prenda. Anagramas para equipos que no ganaban nunca. Imágenes para tiendas que cerraron antes de abrir. Sólo han sido “algo bonito” que duraron un tiempo. Negocios que tuvieron que partir de una gran idea para quedarse en menos.
Detrás de cada idea tiene que haber un contenido, algo que haga que esa forma funcione.

Con ello quiero destacar la importancia que para mi tienen las ideas. Debíamos de obligarnos a “idear” más. Debería ser un ejercicio de salud mental.
Deberíamos imaginar como sería nuestra vida si.., como funcionaría mejor si…, cómo actuaría frente a…, como solucionaría si….
Os invito a imaginar. Veréis cómo con el tiempo esas ideas se van llenando de contenido.

jueves, 14 de enero de 2010

decoración LOW COST

.... A nadie se nos escapa la grave situación económica que padecemos. Y en especial a todos  aquellos que ofrecemos un "valor añadido" a las cosas.
Cuando empezaron a sonar las primeras alarmas pensé: "Pobres floristas, son los primeros que lo van a notar". Es cierto, cuando la gente tiene que hacer un regalo, ahora se piensa más en el objeto práctico al 100% que en el estético al 100%. Mi segundo pensamiento fue una reflexión: " Los siguientes somos nosotros, los interioristas, decoradores y demás gente que nos dedicamos dentro de nuestros trabajos a "adornar".  Me encontré con otra reflexión, " En 26 años de profesión ésta es la tercera crisis económica que conozco, pero tiene pinta que va a desbordar cualquier expectativa.

Y ante eso sólo queda actuar. Prever posibles riesgos, estar atentos a las noticias del sector, administrar los recursos y desde luego buscar alternativas. Ser imaginativo.

Y ahí es donde me encuentro, buscando alternativas. Y en mi caso, ya ofreciéndolas.
Pertenecemos a una época en las que las comunicaciones son extensas.  Las redes sociales nos permiten estar más cercanos y las reflexiones personales pueden ser transmitidas y contrastadas de inmediato.

A todos nos sorprendió hace unos años cuando una compañía aérea se propuso popularizar los viajes en avión. Sus aviones eran de colorines, sus asistentes de vuelo gente de sport, su diseño fresco pero cuidado y su webpage eficaz.

Hoy en día el "low cost" es algo al que recurrimos y a nadie se nos caen los anillos al reconocer que viajamos barato. Es más, es un signo de avidez, "He viajado a Londres por 50 €. Me he alojado en tal hotel por 200 y ha sido genial”. A nadie se nos ocurre preguntarle si le han dado cacahuetes en el avión o si desde la habitación veía el Big Ben. Lo importante era Londres. El Big Ben, lo ves si quieres y además si te apetecen cacahuetes te compras unos M&M en el aeropuerto.

Eso es lo que en definitiva se ofrece en una decoración "low coast" llegar a completar un espacio en su uso y forma pero de una forma menos gravosa.

Para ello las soluciones deben de ser más imaginativas, la confianza debe de ser mayor, los recursos no pueden ser tan desarrollados, pero la calidad del "vuelo" será el mismo.

Se ofrecen soluciones ahorrando costes en tiempo y en procedimiento. Ahí es donde se mide la profesionalidad y destreza del "piloto". Menor cantidad de tiempo de estudio y más trabajo de campo. Más dibujo a mano sobre libreta y menos delineación versión 2010.

¿Quien no está dispuesto a invertir en su bienestar? y ¿quien quiere malgastar su dinero? La respuesta es obvia. De un interiorista se busca algo más. Algo que aporte un plus de atrevimiento, incluso de impertinencia a la hora de decorar. Ese atrevimiento que hace que las cosas parezcan más de lo que son. Ese poder recuperar algo olvidado pero que visto desde otros ojos vuelve a ser bello. Esa solución barata pero efectista. Ese atajo hacia el fin. Y por supuesto la sorpresa, la ilusión y el arte. Todo esto se puede ofrecer desde un punto de vista más económico. Es el momento.

Me encuentro con clientes jóvenes que empiezan a compartir piso alquilado. Clientes que se han cambiado de ciudad con una valija importante de muebles.
Clientes que no están interesados en que su casa sea domótica sino energéticamente sostenible. Clientes que necesitan que la atención sea rápida, sin grandes despliegues. Pequeños retoques a sus negocios o viviendas. Consejos más que grandes proyectos. Clientes que no pueden pagar una lámpara diseñada en Italia pero que les gusta tener su casa perfectamente iluminada.

¿Vas a dejar de comprar ropa nueva por que no puedes comprar seda? ¿Vas a coserte tu ropa? ¿Vas a dejar de disfrutar del diseño por que no puedes pagar el pret a porter de un diseñador afamado? Verás como dentro de poco ese diseñador te ofrecerá un jean, una camiseta o un complemento a medida de tu bolsillo. Por ese mismo motivo ¿vas a dejar de tener tu casa decorada? ¿Vas a dejar de disfrutar de muebles de diseño por no ser de determinada marca? No hablo de perder en calidad sino de buscar alternativas. De ser más atrevidos. De pensar en: “¿por que no?” más que en el “no, por que no”.

Siempre me ha halagado cuando un cliente me ha dicho “Sé que me has hecho ganar dinero” y se refiere a que no le he hecho gastar más para que quedara mejor y a que él sólo hubiera cometido errores y malgastado el dinero.

O, cuando alguien dice “gracias, nunca me hubiese atrevido a hacerlo”

La oferta es clara, se puede llegar a Londres en bussines, en turista, en low cost, en ferry, en coche propio o en un autobús ilegal que viaje de noche, traspasando fronteras y límites razonables.

Cada uno elige, pero la oferta existe y alguno ya la hemos incorporado a  nuestro menú. Aprovechemos los medios para comunicar y mi respuesta será ofrecer soluciones efectivas a bajo coste.

domingo, 3 de enero de 2010

....algo por lo que empezar

... para mi es algo nuevo y diferente esto de escribir sin saber quien me va a leer (o me va a querer leer).
Me siento como si abriera un infinito cuaderno en blanco el primer día de clase y me hicieran escribir una redacción sobre las vacaciones.
La responsabilidad de que alguien te dedique su tiempo. El interés propio por escribir. Y el desconocimiento del medio.
Me encuentro a la vez asustado y excitado.
Recibir mi letra temerosa, cuidada de forma, escrita con el cariño de un niño que no quiere estropear su primera página de ese cuaderno que todavía huele a nuevo.
e.