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domingo, 17 de julio de 2011

"LA ARQUITECTURA Y LA DECORACIÓN NO ENTIENDEN DE GÉNEROS”

Leí esta declaración, en una revista “de chicas” a un afamado arquitecto.
Estoy totalmente en desacuerdo.
El reportaje no era sobre arquitectura sino sobre el género de las personas y las cosas. Viniendo esta declaración de una persona tan capaz tanto como técnico como persona sensible me voy a permitir tratar de matizar su afirmación.
Parto de la idea personal contraria:
”La arquitectura y la decoración si entienden de géneros y conviven perfectamente prevaleciendo en unos casos uno más que el otro. Sin conflictos, unidos y en cada caso aportando cada uno de ellos lo mejor de si mismo,”.
Cuando he leído esta frase la he interpretado dentro del contexto del reportaje como una declaración de la ambigüedad que puede transmitirse en un trabajo de decoración y/o arquitectura.
 Me explico: Antes (totalmente indefinido el tiempo) la decoración era cosa femenina. Algunos hombres se incorporaban valientemente poniendo en entredicho su masculinidad. Cosa por otra parte irrelevante. Pero si resaltando su sensibilidad. Es decir un hombre que se dedicaba a la decoración o a cualquier actividad estética era peyorativamente calificado como “sensible”.
Hoy en día la “sensibilidad” y la masculinidad no están reñidas, (y si lo piensas así háztelo mirar, cromañón!).

Cuando decoramos un interior, principalmente, tratamos de definir los gustos de los habitantes para poder incorporar el nuestro como profesionales y así crear un espacio personalizado y realizar nuestro trabajo lo mejor posible.

Por un momento imaginar como sería una casa en la que sólo vivieran mujeres.., o sólo hombres.., o sólo jóvenes...
Cada una de ellas tendría su estilo, sus colores, sus formas, sus muebles y cada uno de sus miembros también tendría el suyo propio.
Es fácil hacer elegir a un hombre y una mujer entre telas y encontrar en cada una de las elecciones el género por color, textura o motivos. O el género en la forma de una mesa, silla o lámpara. Hay mesas “chico” o lámparas “chica”.
Esta afirmación sirve para entender la decoración como la moda, cada clan, cada generación, cada lugar y por supuesto cada género tiene su gusto y se define en cada uno de sus hábitats.

Me atrevo a pensar que el Sr. Torres esté de acuerdo con  mis matizaciones.